Terminator: Dark Fate
Terminator: Dark Fate es la sexta entrega de la franquicia que naciera en 1984 con la película Terminator, de James Cameron. Este film supone el regreso de Cameron a la licencia, haciéndolo como productor y como creador de la historia junto con Tim Miller, director de esta entrega, y David Ellison, que también la co-produce junto a Cameron.
Esta película es una secuela directa de Terminator 2: El juicio final, olvidando los acontecimientos del resto de secuelas de la licencia (Terminator 3, Salvation y Génesis) y retomándolo donde la dejó Cameron, con la destrucción de Skynet y con la humanidad a salvo.
En esta película, una nueva amenaza del futuro que responde al nombre de Legión, una nueva IA que quiere erradicar a la humanidad, busca la eliminación, en el pasado, de la joven Dani Ramos (Natalia Reyes) debido a su importancia para la resistencia contra las máquinas en el futuro; para ello, envía a un REV-9 (Gabriel Luna), un avanzado Terminator cazador de humanos. Por su parte, la resistencia envía a Grace (Mackenzie Davis), una humana con mejoras cibernéticas que la hacen más fuerte y rápida que un humano normal, para proteger a Dani. Sin embargo, dada la superioridad de fuego del Terminator enviado por Legión, Grace y Dani contarán con la ayuda de Sarah Connor (Linda Hamilton) y Carl (Arnold Schwarzenegger), un Terminator de la erradicada de la historia Skynet, que lleva años de incógnito y que guarda una gran deuda con Sarah.
Esta película no inventa la rueda, de echo, coge una rueda que ya llevaba mucho camino y le vuelve a dar otro paseo. La estructura y la fórmula de la película es exactamente la misma que sus predecesoras, incluidas las que no cuentan en el canon de Cameron (Camenon para los amantes de los chistes malos). Sin embargo, sí que es capaz de aportar una serie de elementos y conceptos curiosos que, si bien no son determinantes para mejorar la calidad del producto, hacen que no se sienta una repetición sin nada nuevo que ofrecer. Por ejemplo, el giro inicial de la película que pone en contexto la situación y el devenir del personaje de Sarah Connor y "Carl" durante la película resulta de lo más interesante. Además, el concepto de humano aumentado que aporta el personaje de Grace y sus escenas de acción contra el REV-9 enemigo son de lo más trepidantes y bien coreografiadas, lo que denota el gran potencial dirigiendo acción de Miller que ya pudimos ver en la primera entrega de Deadpool.
Por otro lado, volver a ver a Linda Hamilton y a Arnold Schwarzenegger en pantalla interpretando a sus icónicos personajes, Sarah Connor y el T-800 es pura fantasía y tienen una presencia arrolladora en pantalla. Linda Hamilton está fantástica en la película y el desarrollo y motivaciones de su personaje resultan de lo más interesante y coherente con lo visto en Terminator 1, 2 y el comienzo de esta cinta. Schwarzenegger (queriendo aquí hacer alarde de que sé escribirlo sin necesidad de buscar en internet) interpreta aquí a un Terminator bastante dispar a lo visto anteriormente (aunque similar al de Génesis) que, al perder el propósito de su existencia, se busca uno mucho menos violento y para nada relacionado con el exterminio de ninguna especie; este papel le sienta como un guante y esta versión, aunque poco novedosa, conjuga bien con la película y la trama. Por desgracia, el personaje de Dani Ramos, aunque me funciona en la trama, no está muy bien defendido por su actriz; a título personal, es otro de los puntos flacos del film. No obstante, la verdadera reina del show es Mackenzie Davis, haciendo de Grace. Su actuación y presencia en la película es de los aspectos más destacables de la misma y es, probablemente, el personaje que más me creo y me interesa. Sus escenas de acción son fantásticas y me creo en todo momento que es ella quien está haciendo todo eso, por lo que creo que merecerá la pena seguir lo que esta actriz hará en el futuro y esperar que parte de estos proyectos estén relacionados con el cine de acción.
Terminator: Dark Fate es una película bastante bien dirigida, teniendo en cuenta la pesadilla que el director ha declarado que supuso debido a la intervención de James Cameron en el proyecto y a sus diferencias creativas; tan es así que Tim Miller, tras estos problemas de producción con Cameron y los que tuvo con Ryan Reynolds en Deadpool y que provocaron su salida de la secuela, ha declarado que no volvería a dirigir nada de lo que no tuviera completo control creativo. Sin embargo, desencadenado o no por estos acontecimientos, el principal problema de esta película es la total y absoluta falta de originalidad. Añadir unos pocos conceptos nuevos y unos personajes mínimamente interesantes no valen para levantar un proyecto que es, a todas voces, un absoluto refrito de todo lo que ya habíamos visto anteriormente en la franquicia. Terminator: Génesis, la anterior película de la licencia (siendo mejor o peor película, no voy a juzgar eso aquí) trataba, al menos, de poner patas arriba y darle la vuelta a todo lo que ya habíamos visto, mientras que en esta han repetido, casi exactamente, todo lo que ya habíamos visto. Por lo tanto, aunque en mi opinión dista bastante de ser una mala película, esta es otra de esas super producciones de grandes licencias que van a la montaña de películas de sobre-explotación que no están a la altura de sus originales, pero que merecen la pena como simple entretenimiento.
Por mi parte, habiéndome gustado tanto sus dos primeras entregas, espero que desistan en el intento de seguir reavivando la licencia continuamente y que la dejen respirar, al menos, hasta que llegue una buena idea de la que partir porque, si hay algo que está claro, es que "volverá".
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